En la Fundación Ada Vuela Libre, pintar las paredes del Albergue Ayudando a una Esperanza de Vida AC. fue una de las experiencias más emotivas que hemos vivido. A simple vista, parecía solo una actividad de mantenimiento, pero lo que realmente ocurrió fue una conexión profunda entre generaciones, un encuentro de almas en busca de esperanza y consuelo. Los sentimientos que afloraron en cada uno de los participantes, iban más allá del simple hecho de cubrir las paredes con pintura. Se sentía en el aire una mezcla de gratitud, reflexión, y un fuerte sentido de propósito que impregnaba cada rincón del asilo.
Al llegar al lugar, fuimos recibidos con sonrisas cálidas y miradas curiosas. Muchos de las personas que viven en el albergue llevaban años en él, viviendo entre paredes que, aunque seguras, habían perdido su brillo con el paso del tiempo. El brochazo de color que los voluntarios aplicaron fue como abrir una ventana a un nuevo amanecer. Los colaboradores no tardaron en darse cuenta de que cada pincelada, cada color elegido, no solo estaba transformando el entorno, sino también tocando corazones. Lo que antes eran paredes desgastadas ahora se convertían en paisajes llenos de vida, de esperanza, y de recuerdos que traían consigo la frescura de la juventud y la alegría de tiempos pasados.
Una persona que habita el Albergue con voz suave y ojos llenos de emoción, nos agradeció por hacer que las paredes volvieran a hablar, por darle vida a un espacio que para muchos ya era monótono. Sus palabras nos conmovieron profundamente, sentimos que nuestro esfuerzo, lejos de ser solo una tarea más, había tenido un impacto real y tangible en la vida de las personas.
Pintar las paredes del asilo fue, para la Fundación Ada Vuela Libre, una lección de vida. Aprendimos que, a veces, los actos más simples pueden tener los efectos más profundos.
Al final del día, no solo las paredes habían cambiado; también lo habían hecho los corazones de quienes participaron. La experiencia dejó en todos ellos una huella imborrable, con la certeza de que habíamos contribuido, aunque sea un poco, a iluminar la vida de aquellos que más lo necesitan.